CUANDO LA LUCHA REAL ES ENTRE EL CORAZÓN Y LA RAZÓN.... O ENTRE EL NO DEBER Y QUERER... LLEGA LA AROLLADORA HISTORIA QUE TE CAUTIVARÁ EL CORAZÓN ..."ME TIENES"
ADELANTO DE NOVELA.
Lo prometido es deuda. Vuelvo esta vez con la segunda parte del adelanto de : "Me Tienes". Espero lo disfruten, pronto les tendré buenas nuevas y sorpresas.
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— Ahora comienza la fiesta de verdad Cara, pórtate bien— dijo echándome una mirada furtiva y pícara
mientras las puertas se abría ante mis ojos. El espacio era enorme.
Esteban me dio un cintillo para que
tuviese acceso a la zona VIP y echó a andar guiñándome un ojo mientras frente a
mí se erigía la mítica discoteca
ibicenca de gran aforo, de conocidas fiestas y famosos DJ’s como Gueta,
Harris y Van Buuren. Caminé casi dejándome guiar por la turba. Amnesia como
macro discoteca estaba ya llena y me
imaginaba que no era la hora de más afluencia, por donde miraba había gente
guapa en medio de efectos y escenificación fantásticos con impresionantes gogos
bailando; solo al pasar el primer
pasillo que daba acceso al enorme salón central ya se podía oír la música los
acordes de Silent Games de Lars Beck & Henri Pornell Zekt
sonaba a toda volumen mientras me iba directo a la barra, me acerqué tratando
de elevarme en mis tacones para apoyarme en la barra, el chico de detrás de la
barra era guapísimo, parecía salido de la película de 300 con una camisa blanca
como satinada que demarcaba sus esculpido pecho, me sonrío inclinándose para
escucharme, yo me incliné por pedir un
trago cargadito que me durara bastante, había oído que los tragos eran
excesivamente caros, me pedí un «Cóctel
Ibiza» que no era más que una mezcla de ron, brandy y vodka mezclado con
jugo de piña, jugo de naranja y curasao azul adornado con dos cerezas; al
observar mi trago y con las dos cerezas no pude evitar pensar en la discoteca
Pachá y en las interminables noches que había pasado en Barcelona cuando estudiaba
la carrera; el camarero me pasó la cuenta a la que dispuse a pagar con un
billete de 50 euros recibiendo mi cambio de 10 euros, el traguito me había
salido cariñoso. Me volteé reclinada sobre la barra, mi vista se desvío en
medio del juego de luces fluorescente y la muchedumbre; decidí echar a andar,
tenía dos horas para recorrer el sitio e irme familiarizando, había diferentes
salas y diferentes fiestas con diferentes Dj’s, me aproximé buscando la sala de
la que Esteban me había hablado, esa “Above
& Beyond”, por supuesto solo podían entrar los que tenían cintillo y
por suerte Esteban me lo había dejado. Esta sala era grande pero más pequeña en
comparación a la macro sala del hall
principal lo que permitía a la gente caminar y respetar cada uno el espacio del
otro, me detuve en una esquina mientras veía a mi amigo prepararse colocándose
sus auriculares Stanton y acariciar
sublime a su casi mujer, su mixer Vestax a la que quería más que a Giorgio. La música
sonaba a tope y detrás de él varios haces de luces se disparaban
entrecruzándose, reconocí la canción favorita de mi amigo, ésta por supuesto
daba inicio a su tanda con su mezcla de I let you got de Lumïsade
fue cuando deslicé mis ojos un poco más a la izquierda y al final vi
alguien que me impresionó, era un tipo alto con un tono de piel como la
miel, podía imaginar que su tono de piel
era quizás nacarado pero su bronceado era impresionante, tenía los cabellos
lacios chocolates, unos ojos color oscuros a la distancia y boca pequeña con
cuerpo de infarto; la música cambio justo mientras seguía con la quijada
desencajada observándole a lo lejos y bebiendo mi trago, al fondo continuaba
sonaba esa canción cañera y pegajosa de Kygo Ellie Goulding con su First Time, cuando me di cuenta del
cambio de música sorbí un poco de mi carísimo trago, debía hacer rendir
mis 40 pavos y allí estaba él con sus lentes polarizadas amarillas, su
camisa blanca que se arrapaba a su esculpidos pectorales y cuello que caía en
forma de V con unos pantalones chinos grises claros largos y esa sonrisa deslumbrante que me resultaba
casi cegadora. Mis ojos se abrieron como platos cuando observé al guaperas ser
arropado por unas dos chicas que habían aparecido de la nada estampándole dos
besos en las mejillas, las chicas parecían como sacadas de una revista, bueno
él también parecía sacado de la Men’s Health. Silenciosamente no podía dejar de
mirarle, me preguntaba ¿Por qué su cara me parecía conocida? Hasta que mi mente
fugitiva me trajo un recuerdo ¡Lo había visto junto a Giorgio y otros modelitos
del mundillo farandulero!, volví mi mirada sorbiendo de mi pajita para
percatarme que mi trago se había acabado, desvié la mirada hacia el suelo
y me di cuenta que por muy guapo que
fuera era igualillo a todos los modelos; el típico chico plástico con perfecta
estampa y ropita de diseñador.
Volví de nuevo el rostro para mirarle y entonces sonrío y
acto seguido se pasó la mano por el pelo como rastrillándolo, los mechones de
cabello chocolate que se le caían sobre el rostro le hacían lucir como el rey
de la selva mientras se sacaba las gafas de sol. Aquél hombre era rematadamente
sexy, pensé antes de girar sobre mis talones, necesitaba otro trago con
urgencia, me daba igual si valía 100 euros, tragué saliva atravesando entre la marea
de personas y me aproximé otra vez a la pequeña barra del fondo y solicité lo
mismo, pensé que lo mejor era no cambiar de bebida y mantenerme en la misma,
por experiencia sabía que las mezclas no me iban bien, me quedé allí con mi
nuevo trago observando a las demás personas bailar y contonearse bajo los haces
de luces intermitentes de colores y el humo esparcidos que creaba una atmósfera
misteriosa.
A los pocos minutos mi vejiga me jugaba una mala pasada,
necesitaba un baño con urgencia, caminé rápido buscando el lavabo y cuando lo
hallé me vi frente a una enorme fila, había al menos 15 chicas en línea,
algunas entrecruzando las piernas y agarrándose el vientre. No podría esperar más tiempo, ya a mi 33 no
tenía la resistencia de los 20, eché una mirada furtiva al lado contrario
buscando los retretes masculinos, en la época del botellón, la juerga y las
interminables noches en Pachá había aprendido que si no puedes esperarte, debes
colarte. Me había colado interminables veces en el baño de hombres, pero nunca
en el de una macro fiesta, seguro estaría lleno de tíos delante de los
orinales. Era cierto yo la muy organizada y comedida haciendo estas cosas, pues
todo tiene sus excepciones y las reglas están hechas para romperse. Me deslicé
disimuladamente hacia la izquierda y vi a un chico de cabellos negros y mirada
enrojecida salir por la puerta tambaleándose, se notaba que iba a tope, me moví
más rápido que la velocidad de la luz y me colé antes de que la puerta se
cerrara ante la mirada sorprendida de una rubia despampanante que estaba a mi costado en la fila. Ya dentro, en
efecto encontré algunos de pie delante de los orinales, seguro tratando de
calcular para no apuntar fuera y pringarse,
me colé en un baño con puerta, deslicé con apremio mi tanguita blanca de
encaje y por fin después de un suspiro de alivio, volví a ser persona. Me
arreglé el vestido nuevamente tratando de escabullirme antes de que alguno
pasado en trago o pastillas me dijise algún improperio, empujé la puerta
sutilmente tratando de que nadie se diese cuenta para deslizarme cuando choque
con una masa de músculos que al momento de tropezar regó el contenido de su
copa sobre mi precioso vestido blanco; una bebida roja y pegajosa salpicó sobre
el tejido de mi vestido y mis sandalias rojas de punta de aguja con lazos que
envolvían con cintas cruzadas la parte frontal de mis tobillos.
Una voz muy masculina emergió del silencio.
— Lo siento, creo que me he equivocado— dijo la voz en
inglés. Levanté la vista para mirar el rostro de aquella voz grave y sexy
masculina.
El rictus de Chiara se alteró al momento, la voz que
había retumbado en sus oídos no era otra más sino que la del modelo de sonrisa
deslumbrante que la había dejado sin habla minutos antes. Ella le observó con
detenimiento, los ojos de él eran de un color avellana verdosa y su media
sonrisa quitaba el aliento, era más hermoso de lo que atisbó a lo lejos, su
cabello brillaba con más luz de cerca, era de un chocolate claro y su perfecta
barba y pecho la hizo tragar grueso. En segundos descubrió que él quizás
pensaba que se había confundido de aseo, pero en efecto él estaba en el
correcto, era ella la que estaba usurpando el baño que no le correspondía. Gian
giró el rostro y divisó la imagen del hombrecillo en la puerta, en segundos se
dio cuenta que no se ha equivocado, era ella la que estaba en dónde no debería
estar. Dio un paso adelante y
trastabilló casi abalanzándose sobre ella, tuvo que poner rápidamente la mano
para evitar caerse. Chiara en segundos
se encontraba entre la puerta movible y el cuerpo fibroso del modelo que ahora
la miraba descarado. Él se había dado cuenta que le había derramado la bebida
sobre el vestido y que ella se había quedado inamovible frente a él, que ahora
con su porte y su cuerpo le cerraba el paso.
— Lo siento muchísimo, déjame resarcirme— dijo él en
inglés con un acento extraño.
Ella le evadió la mirada deslizándola hacia la especie de
tarima desde donde Esteban aún sigue pinchando música y de repente la miró,
levantando la mano para saludarla. Gian se
percató del movimiento siguiendo lentamente los ojos fugitivos de ella. Esteban
hacía ademanes con las manos emocionado.
El modelo volvió a mirarla levantando una ceja antes de perder la mirada deteniéndose en su escote con un gesto
acallado, alterando el rictus antes de
sonreírle desvergonzado.
— Invitarte a una copa creo que sería muy poco. Conozco a
mucha gente aquí, déjame y te envío algo que puedas disfrutar—. Gian se separó
dándole espacio y vía libre para seguir la marcha mientras él se perdía detrás
de la puerta en los aseos masculinos. Chiara estaba enojadísima, uno con ella
misma y su proceder y dos con el presuntuoso
modelito de pacotilla que le había dañado el vestido.
— ¡Qué se ha creído este idiota!— espetó ella
encolerizada.
Ella se encaminó en dirección a la barra, la gente seguía
moviéndose abstraída con el ritmo de la música y las notas pegajosas, ella
comenzó a moverse contoneándose al ritmo de las notas musicales bebiendo de
prisa su trago, tratando de olvidar el incidente con el modelo y el accidente con su precioso vestido de
flores rojas que ahora estaba todo pringado de una bebida roja también, que le
ha dejado un mancha en la zona del escote. A los pocos minutos, justo después
de dos canciones apareció en escena
delante de sus ojos una alta y curvilínea mujer que la invitaba a una copa.
Chiara aceptó sorprendida con una sonrisa de complicidad, por segundos no
reparó en nada, pensando quizás que había encontrado una aliada con la que
pasar por lo menos el tiempo que le falta a solas hasta que Esteban acabase su
tanda. La misteriosa mujer rompe el silencio:
—La verdad… Si que Gian conoce gente de todo tipo.
Chiara se quedó sorprendida mirándola de arriba abajo.
— ¿Gian?—. Chiara alzó los hombros extrañada. La hermosa
mujer con cuerpo escultural le señalaba a lo lejos, él guaperas había regresado
a su tribuna como un emperador romano en un anfiteatro y desde allí lo veía
todo sonreído, le hizo un gesto a ella con la mano como de favor que ella
interpretó como un regalo. Él sonrió socarrón y es cuando Chiara comenzó a
hacer conjeturas. La voz femenina que se
encontraba a su lado volvió a romper el silencio.
— Soy Agnès, soy amiga de Gian y estoy encantada de
conocerte, que digo encantada… Dijo la mujer de cabellos rubios cortos recorriéndola
con la mirada, mientras grababa a fuego sus formas y se relamía el labio
inferior sentenciando lacónica.
— Es un verdadero deleite y placer— agregó deslizando su
mano para rozar el brazo de ella que de seguida lo retiró al darse cuenta de la
movida. Volvió a girar el rostro en
dirección a la tribuna del emperador
para volver a mirarle recordando sus palabras, él estaba distraído
en ese momento hablando con un camarero. Chiara con los dientes apretados al
igual que los puños y con el orgullo pisoteado se dio cuenta de que él la había
confundido con una lesbiana, ella diplomática como siempre se dirigió a la
mujer de preciosos ojos azules con sonrisa sarcástica.
— Creo que tu amiguito se ha equivocado— dijo tomando su
copa. Eres hermosa pero no eres mi tipo.
Chiara se volteó y dejó atrás a la modelo sorprendida. En
breves minutos había aparecido Esteban entre la
multitud.
— Veo que has hecho amigos, le conoces— dijo apuntando a
Gian. Conoces al Dios del sexo… ¡Madre
de Dios, qué no le haría!
— ¡ESTEBAN!— dice ella sorprendida.
— ¿Queeé? si estamos en confianza, además sé de buena
fuente que es totalmente hetero.
— ¡Es un capullo total!— gracias a Dios no tengo el
placer de conocerle, ni que tuviera ganas de indigestarme con su presencia.
—Pero te vi hablando muy cerquita con él muñeca, no me lo
niegues.
— Eso no era una conversación, por su culpa he arruinado
mi hermoso vestido—sentenció ella colérica.
— ¡Aaaah…! llega la pantera a marcar territorio ¡Zasca!
tendrán que desaparecer las lagartas.
— Y se puede saber ¿Quién es la pantera Esteban?
— Su novia. Melanie Gerber, una top model como siempre.
Gian Brunner solo sale con modelitos, aunque desde que está con ella no le he
visto con otras y eso es hace tiempo, dicen las malas lenguas que puede que Peter Pan haya decidido crecer y pronto
suenen campanas de boda.
— ¿Y tú de dónde le conoces Esteban o todo eso que
cuentas es puro cotilleo rosa que has visto en
la revista corazón, corazón de
la tele?
— Muy fácil, porque Giorgio es compañero de él y de otros tantos
guapérrimos especímenes machos alfas.
— ¿Machos alfa? Creo que en eso te equivocas.
— Olvídate de ellos querida, son tan irrelevantes en este
momento. Hemos venido a divertirnos Cara
mia ¿Lo olvidas? Y eso es lo que haremos hasta que salga el sol.
El Dj residente hizo una mención, mientras sigue
mezclando las pistas. “Esta canción va para Chiara Ferré de parte de Esteban
Coviellas, uno de nuestros Dj’s residentes, Chiara ¡Disfrútala!”—. El juego de
luces cambió al momento y los rayos de haces rosas se dispersaron a través de
la pista hasta que el reflector la señaló por tres segundos. Esteban devolvió
el saludo a su compañero y los acordes cambiaron dejando paso a Marcus Layton con su You got me.
— ¡Tú has hecho esto Esteban!
— Sí Cara,
sé que es tu favorita ¡Venga vamos a la pista a bailar!— dijo él tomándola de
la mano. Esteban y Chiara se adentraron en la pista con las manos arriba
contoneándose, mientras la música los seducía entre los haces de luces. Chiara
cerró los ojos como embelesada por la melodía mientras se contoneaba sexy
moviendo sus caderas, deslizando las manos por su cabello y delineando sus
formas, mientras sonreía.
Por
una breve fracción de segundos Gian Brunner desliza la mirada y logra verles en
medio de la pista, sonríe mientras pide otra botella de cava de reserva
especial y le estampa un beso de tornillo a su novia Melanie, menuda y hermosa,
que ahora de morros observa a las otras mujeres que se encuentran en el salón
VIP. Gian vuelve sin pensarlo otra vez
el rostro buscando a la sexy desconocida y la ve contonearse como abstraída con
el ritmo de la música bailando entre las luces incandescentes de colores y la
turba que se mueve con ellos en medio de la pista.
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