4/8/18

" ME TIENES" LA NUEVA NOVELA DE LIZ HAY (ADELANTO DE NOVELA II PARTE.).


CUANDO LA LUCHA REAL ES ENTRE EL CORAZÓN Y LA RAZÓN.... O ENTRE EL NO DEBER Y QUERER... LLEGA LA AROLLADORA HISTORIA QUE TE CAUTIVARÁ EL CORAZÓN ..."ME TIENES"

 ADELANTO DE NOVELA.

Lo prometido es deuda. Vuelvo esta vez con la segunda parte del adelanto de : "Me Tienes". Espero lo disfruten, pronto les tendré buenas nuevas y sorpresas.


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Ahora comienza la fiesta de verdad Cara, pórtate bien— dijo echándome una mirada furtiva y pícara mientras las puertas se abría ante mis ojos. El espacio era enorme. Esteban  me dio un cintillo para que tuviese acceso a la zona VIP y echó a andar guiñándome un ojo mientras frente a mí se erigía la mítica discoteca  ibicenca de gran aforo, de conocidas fiestas y famosos DJ’s como Gueta, Harris y Van Buuren. Caminé casi dejándome guiar por la turba. Amnesia como macro discoteca estaba ya llena y  me imaginaba que no era la hora de más afluencia, por donde miraba había gente guapa en medio de efectos y escenificación fantásticos con impresionantes gogos bailando;  solo al pasar el primer pasillo que daba acceso al enorme salón central ya se podía oír la música los acordes de Silent Games de Lars Beck & Henri Pornell Zekt sonaba a toda volumen mientras me iba directo a la barra, me acerqué tratando de elevarme en mis tacones para apoyarme en la barra, el chico de detrás de la barra era guapísimo, parecía salido de la película de 300 con una camisa blanca como satinada que demarcaba sus esculpido pecho, me sonrío inclinándose para escucharme,  yo me incliné por pedir un trago cargadito que me durara bastante, había oído que los tragos eran excesivamente caros, me pedí un «Cóctel Ibiza» que no era más que una mezcla de ron, brandy y vodka mezclado con jugo de piña, jugo de naranja y curasao azul adornado con dos cerezas; al observar mi trago y con las dos cerezas no pude evitar pensar en la discoteca Pachá y en las interminables noches que había pasado en Barcelona cuando estudiaba la carrera; el camarero me pasó la cuenta a la que dispuse a pagar con un billete de 50 euros recibiendo mi cambio de 10 euros, el traguito me había salido cariñoso. Me volteé reclinada sobre la barra, mi vista se desvío en medio del juego de luces fluorescente y la muchedumbre; decidí echar a andar, tenía dos horas para recorrer el sitio e irme familiarizando, había diferentes salas y diferentes fiestas con diferentes Dj’s, me aproximé buscando la sala de la que Esteban me había hablado, esa “Above & Beyond”, por supuesto solo podían entrar los que tenían cintillo y por suerte Esteban me lo había dejado. Esta sala era grande pero más pequeña en comparación a la macro sala del hall principal lo que permitía a la gente caminar y respetar cada uno el espacio del otro, me detuve en una esquina mientras veía a mi amigo prepararse colocándose sus auriculares Stanton y acariciar sublime a su casi mujer, su mixer Vestax  a la que quería más que a Giorgio. La música sonaba a tope y detrás de él varios haces de luces se disparaban entrecruzándose, reconocí la canción favorita de mi amigo, ésta por supuesto daba inicio a su  tanda  con su mezcla de I let you got  de Lumïsade  fue cuando deslicé mis ojos un poco más a la izquierda y al final vi alguien que me impresionó, era un tipo alto con un tono de piel como la miel,  podía imaginar que su tono de piel era quizás nacarado pero su bronceado era impresionante, tenía los cabellos lacios chocolates, unos ojos color oscuros a la distancia y boca pequeña con cuerpo de infarto; la música cambio justo mientras seguía con la quijada desencajada observándole a lo lejos y bebiendo mi trago, al fondo continuaba sonaba esa canción cañera y pegajosa de Kygo Ellie Goulding con su First Time, cuando me di cuenta del cambio de música sorbí un poco de mi carísimo trago, debía hacer  rendir  mis 40 pavos y allí estaba él con sus lentes polarizadas amarillas, su camisa blanca que se arrapaba a su esculpidos pectorales y cuello que caía en forma de V con unos pantalones chinos grises claros largos y  esa sonrisa deslumbrante que me resultaba casi cegadora. Mis ojos se abrieron como platos cuando observé al guaperas ser arropado por unas dos chicas que habían aparecido de la nada estampándole dos besos en las mejillas, las chicas parecían como sacadas de una revista, bueno él también parecía sacado de la Men’s Health. Silenciosamente no podía dejar de mirarle, me preguntaba ¿Por qué su cara me parecía conocida? Hasta que mi mente fugitiva me trajo un recuerdo ¡Lo había visto junto a Giorgio y otros modelitos del mundillo farandulero!, volví mi mirada sorbiendo de mi pajita para percatarme que mi trago se había acabado, desvié la mirada hacia el suelo y  me di cuenta que por muy guapo que fuera era igualillo a todos los modelos; el típico chico plástico con perfecta estampa y ropita de diseñador.  Volví  de  nuevo  el rostro para mirarle y entonces sonrío y acto seguido se pasó la mano por el pelo como rastrillándolo, los mechones de cabello chocolate que se le caían sobre el rostro le hacían lucir como el rey de la selva mientras se sacaba las gafas de sol. Aquél hombre era rematadamente sexy, pensé antes de girar sobre mis talones, necesitaba otro trago con urgencia, me daba igual si valía 100 euros, tragué saliva atravesando entre la marea de personas y me aproximé otra vez a la pequeña barra del fondo y solicité lo mismo, pensé que lo mejor era no cambiar de bebida y mantenerme en la misma, por experiencia sabía que las mezclas no me iban bien, me quedé allí con mi nuevo trago observando a las demás personas bailar y contonearse bajo los haces de luces intermitentes de colores y el humo esparcidos que creaba una atmósfera misteriosa.
A los pocos minutos mi vejiga me jugaba una mala pasada, necesitaba un baño con urgencia, caminé rápido buscando el lavabo y cuando lo hallé me vi frente a una enorme fila, había al menos 15 chicas en línea, algunas entrecruzando las piernas y agarrándose el vientre.  No podría esperar más tiempo, ya a mi 33 no tenía la resistencia de los 20, eché una mirada furtiva al lado contrario buscando los retretes masculinos, en la época del botellón, la juerga y las interminables noches en Pachá había aprendido que si no puedes esperarte, debes colarte. Me había colado interminables veces en el baño de hombres, pero nunca en el de una macro fiesta, seguro estaría lleno de tíos delante de los orinales. Era cierto yo la muy organizada y comedida haciendo estas cosas, pues todo tiene sus excepciones y las reglas están hechas para romperse. Me deslicé disimuladamente hacia la izquierda y vi a un chico de cabellos negros y mirada enrojecida salir por la puerta tambaleándose, se notaba que iba a tope, me moví más rápido que la velocidad de la luz y me colé antes de que la puerta se cerrara ante la mirada sorprendida de una rubia despampanante que  estaba a mi costado en la fila. Ya dentro, en efecto encontré algunos de pie delante de los orinales, seguro tratando de calcular para no apuntar fuera y pringarse,  me colé en un baño con puerta, deslicé con apremio mi tanguita blanca de encaje y por fin después de un suspiro de alivio, volví a ser persona. Me arreglé el vestido nuevamente tratando de escabullirme antes de que alguno pasado en trago o pastillas me dijise algún improperio, empujé la puerta sutilmente tratando de que nadie se diese cuenta para deslizarme cuando choque con una masa de músculos que al momento de tropezar regó el contenido de su copa sobre mi precioso vestido blanco; una bebida roja y pegajosa salpicó sobre el tejido de mi vestido y mis sandalias rojas de punta de aguja con lazos que envolvían con cintas cruzadas la parte frontal de mis tobillos.
Una voz muy masculina emergió del silencio.
— Lo siento, creo que me he equivocado— dijo la voz en inglés. Levanté la vista para mirar el rostro de aquella voz grave y sexy masculina.
El rictus de Chiara se alteró al momento, la voz que había retumbado en sus oídos no era otra más sino que la del modelo de sonrisa deslumbrante que la había dejado sin habla minutos antes. Ella le observó con detenimiento, los ojos de él eran de un color avellana verdosa y su media sonrisa quitaba el aliento, era más hermoso de lo que atisbó a lo lejos, su cabello brillaba con más luz de cerca, era de un chocolate claro y su perfecta barba y pecho la hizo tragar grueso. En segundos descubrió que él quizás pensaba que se había confundido de aseo, pero en efecto él estaba en el correcto, era ella la que estaba usurpando el baño que no le correspondía. Gian giró el rostro y divisó la imagen del hombrecillo en la puerta, en segundos se dio cuenta que no se ha equivocado, era ella la que estaba en dónde no debería estar. Dio un paso  adelante y trastabilló casi abalanzándose sobre ella, tuvo que poner rápidamente la mano para evitar caerse.  Chiara en segundos se encontraba entre la puerta movible y el cuerpo fibroso del modelo que ahora la miraba descarado. Él se había dado cuenta que le había derramado la bebida sobre el vestido y que ella se había quedado inamovible frente a él, que ahora con su porte y su cuerpo le cerraba el paso.
— Lo siento muchísimo, déjame resarcirme— dijo él en inglés con un acento extraño.
Ella le evadió la mirada deslizándola hacia la especie de tarima desde donde Esteban aún sigue pinchando música y de repente la miró, levantando la mano para saludarla.  Gian se percató del movimiento siguiendo lentamente los ojos fugitivos de ella. Esteban hacía ademanes con las manos emocionado.  El modelo volvió a mirarla levantando una ceja antes de perder la  mirada deteniéndose en su escote con un gesto acallado, alterando el rictus antes de  sonreírle desvergonzado.
— Invitarte a una copa creo que sería muy poco. Conozco a mucha gente aquí, déjame y te envío algo que puedas disfrutar—. Gian se separó dándole espacio y vía libre para seguir la marcha mientras él se perdía detrás de la puerta en los aseos masculinos. Chiara estaba enojadísima, uno con ella misma y su proceder y dos con el presuntuoso  modelito de pacotilla que le había dañado el vestido.
— ¡Qué se ha creído este idiota!— espetó ella encolerizada.
Ella se encaminó en dirección a la barra, la gente seguía moviéndose abstraída con el ritmo de la música y las notas pegajosas, ella comenzó a moverse contoneándose al ritmo de las notas musicales bebiendo de prisa su trago, tratando de olvidar el incidente con el modelo  y el accidente con su precioso vestido de flores rojas que ahora estaba todo pringado de una bebida roja también, que le ha dejado un mancha en la zona del escote. A los pocos minutos, justo después de dos canciones  apareció en escena delante de sus ojos una alta y curvilínea mujer que la invitaba a una copa. Chiara aceptó sorprendida con una sonrisa de complicidad, por segundos no reparó en nada, pensando quizás que había encontrado una aliada con la que pasar por lo menos el tiempo que le falta a solas hasta que Esteban acabase su tanda. La misteriosa mujer rompe el silencio:
—La verdad… Si que Gian conoce gente de todo tipo.
Chiara se quedó sorprendida mirándola de arriba  abajo.
— ¿Gian?—. Chiara alzó los hombros extrañada. La hermosa mujer con cuerpo escultural le señalaba a lo lejos, él guaperas había regresado a su tribuna como un emperador romano en un anfiteatro y desde allí lo veía todo sonreído, le hizo un gesto a ella con la mano como de favor que ella interpretó como un regalo. Él sonrió socarrón y es cuando Chiara comenzó a hacer conjeturas.  La voz femenina que se encontraba a su lado volvió a romper el silencio.
— Soy Agnès, soy amiga de Gian y estoy encantada de conocerte, que digo encantada… Dijo la mujer de cabellos rubios cortos recorriéndola con la mirada, mientras grababa a fuego sus formas y se relamía el labio inferior sentenciando lacónica.
— Es un verdadero deleite y placer— agregó deslizando su mano para rozar el brazo de ella que de seguida lo retiró al darse cuenta de la movida.  Volvió a girar el rostro en dirección a la tribuna del emperador  para  volver a mirarle  recordando sus palabras, él estaba distraído en ese momento hablando con un camarero. Chiara con los dientes apretados al igual que los puños y con el orgullo pisoteado se dio cuenta de que él la había confundido con una lesbiana, ella diplomática como siempre se dirigió a la mujer de preciosos ojos azules con sonrisa sarcástica.
— Creo que tu amiguito se ha equivocado— dijo tomando su copa. Eres hermosa pero no eres mi tipo.
Chiara se volteó y dejó atrás a la modelo sorprendida. En breves minutos había aparecido Esteban entre la  multitud.
— Veo que has hecho amigos, le conoces— dijo apuntando a Gian.  Conoces al Dios del sexo… ¡Madre de Dios, qué no le haría!
— ¡ESTEBAN!— dice ella sorprendida.
— ¿Queeé? si estamos en confianza, además sé de buena fuente que es totalmente hetero.
— ¡Es un capullo total!— gracias a Dios no tengo el placer de conocerle, ni que tuviera ganas de indigestarme con su presencia.
—Pero te vi hablando muy cerquita con él muñeca, no me lo niegues.
— Eso no era una conversación, por su culpa he arruinado mi hermoso vestido—sentenció ella colérica.
— ¡Aaaah…! llega la pantera a marcar territorio ¡Zasca! tendrán que desaparecer las lagartas.
— Y se puede saber ¿Quién es la pantera Esteban?
— Su novia. Melanie Gerber, una top model como siempre. Gian Brunner solo sale con modelitos, aunque desde que está con ella no le he visto con otras y eso es hace tiempo, dicen las malas lenguas que puede que Peter Pan haya decidido crecer y pronto suenen campanas de boda.
— ¿Y tú de dónde le conoces Esteban o todo eso que cuentas es puro cotilleo rosa que has visto en  la revista corazón, corazón de la tele?
— Muy fácil, porque Giorgio  es compañero de él y de otros tantos guapérrimos especímenes machos alfas.
— ¿Machos alfa? Creo que en eso te equivocas.
— Olvídate de ellos querida, son tan irrelevantes en este momento. Hemos venido a divertirnos Cara mia ¿Lo olvidas? Y eso es lo que haremos hasta que salga el sol.
El Dj residente hizo una mención, mientras sigue mezclando las pistas. “Esta canción va para Chiara Ferré de parte de Esteban Coviellas, uno de nuestros Dj’s residentes, Chiara ¡Disfrútala!”—. El juego de luces cambió al momento y los rayos de haces rosas se dispersaron a través de la pista hasta que el reflector la señaló por tres segundos. Esteban devolvió el saludo a su compañero y los acordes cambiaron dejando paso a Marcus Layton con su You got me.
 — ¡Tú has hecho esto Esteban!
— Sí  Cara, sé que es tu favorita ¡Venga vamos a la pista a bailar!— dijo él tomándola de la mano. Esteban y Chiara se adentraron en la pista con las manos arriba contoneándose, mientras la música los seducía entre los haces de luces. Chiara cerró los ojos como embelesada por la melodía mientras se contoneaba sexy moviendo sus caderas, deslizando las manos por su cabello y delineando sus formas, mientras sonreía.
Por una breve fracción de segundos Gian Brunner desliza la mirada y logra verles en medio de la pista, sonríe mientras pide otra botella de cava de reserva especial y le estampa un beso de tornillo a su novia Melanie, menuda y hermosa, que ahora de morros observa a las otras mujeres que se encuentran en el salón VIP.  Gian vuelve sin pensarlo otra vez el rostro buscando a la sexy desconocida y la ve contonearse como abstraída con el ritmo de la música bailando entre las luces incandescentes de colores y la turba que se mueve con ellos en medio de la pista.






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